Álvaro

A veces se mueren personas hermosas. Esta vez se murió Alvarito. Estaba actuando en Perú y se cayó desde un lugar demasiado alto. Eso me acaban de contar por teléfono. Lo conocí en Argentina y en Colombia, su país. Hacía unos años que vivía en Buenos aires, amaba el teatro y los actores. Siempre me saludó con una sonrisa, un abrazo y una timidez inquieta y graciosa. Y así saludaba a todos.
De verdad amaba el teatro y los actores. Me dijo una vez que había escrito algo para mi que nunca me lo llegó a dar, algo de un buzo. Pero cuando lo veía en alguna fiesta me decía que no estaba terminado, que la próxima vez. Siempre estaba enamorado de una mujer, de un proyecto, de una idea.
Alvarito amaba el teatro sin snobismo ni egoísmo.
A veces subestimamos la belleza de las personas.

No lo conocía mucho pero cuando me enteré no pude evitar llorar. El cuerpo de los actores es muy frágil a veces y estamos solos casi todo el tiempo.

Este mismo día me entero que un tío del sur al que quise mucho la cagó a mi abuela, le quitó una habitación donde durmieron varias generaciones de mi familia para venderla o alquilarla, da lo mismo. Es una buena ubicación, es un lugar caro y a veces la gente no ama lo suficiente la vida. Le había dicho que mientras ella viviera no la iba a tocar. Y ella vive y tiene más vida que todas las inmobiliarias de la patagonia.



Ese de la foto es Álvaro. Vino un día de visita mientras filmábamos una película en la que trabajaron personas que quiero y admiro y que nunca me pidieron nada. Entre ellos Ceci que hoy cumple años. (Feliz cumpleaños Ceci).


Un hermano de mi abuela, un tipo que amaba bailar, murió bailando en una fiesta hace muuuchos años y Alvarito que amaba actuar… amaba actuar.




Nuestras vidas valen todo el amor que valen.