miércoles, 5 de agosto de 2009

ciudad

En una película de animación japonesa una persona se encuentra con la vida (o con la naturaleza de las ciudades).
La naturaleza de las ciudades (o la vida en este caso) se le acerca a la persona y le dice al oído: “Nunca quise lastimarte”.

En ese momento hay silencio o música.

“Ahora estoy muerto, ahora venís a decirme esto cuando estoy muerto, no lo puedo creer.” Dice la persona entre abatida y triste.

Después la vida (o la naturaleza de las ciudades) se sienta al lado del puente que está en la boca y escribe lo que cree que es un poema en un cuaderno con hojas cuadriculadas.


¿Quién es el agujero de tu culo? ¿Cómo se llama?
Por otra parte… ¿Cómo se cura esto?
¿Vas a parir el resto de tu vida en cuclillas? ¿Vas a ir a un hospital y a la universidad y vas a ahorrar plata para poder dejar de ser poeta?
¿Quién es el agujero de tu culo? ¿Cómo se llamaba?
¿Vas a parir el resto de tu vida con amor o vas calcular cada paso y vas a evitar pisar cada sorete que te regale la avenida Rivadavia desde el centro hasta Moreno?
¿Quién te va a adornar los testículos ahora que la saliva de esa mujer amada está en el cementerio de chacarita visitando tu cuerpo que descansa?
No te esperan las piernas, ni la zanja más dulce del universo, dejaste morir a un personaje y dejaste de amar los objetos que perdiste.
Yo, la vida (o la naturaleza de las ciudades) ensayo un poema para enamorarte debajo de la tierra.

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