domingo, 20 de julio de 2008

LOS ZAPATOS


Perdí mis zapatos y mi vestuario. Me los olvidé en un taxi.
Los zapatos eran payasos.
Corpigno nació en esos zapatos.


Si usté los ve, cuídelos, dígales que los ame, que el amor q no le pude ni le supe dar a una mujer en estos años, se lo di a ellos. Q espero q estén bien, que puedan viajar, que conozcan el mar que es hermoso en cualquier parte, que les queme la arena, que busquen la sombra, que huelan los caminitos cerca de los lagos, que me hubiese gustado que conozcan a mi abuela, que les agradezco por enseñarme a caminar, que todos estos años fueron hermosos cuando me sostuvieron, que voy a acordarme su olor como el de los patios para jugar hasta cualquier hora.
Si usté se llega a cruzar con mis zapatos, lústrelos que no sabe como les gusta que los cuiden, que en eso somos muy parecidos. Dígales que no lloro por la pérdida, que estas lágrimas son besos y abrazos, y que los otros trajes perdidos también les mandan besos y abrazos desde la muerte, donde viven tranquilos y sin presiones.
Si usté, en una de esas, ve a mis zapatos por ahí, dígales que ya no son míos, que igual llevo conmigo las risas que hicimos reír y los golpes y la tristeza que sentimos en nuestras horas, echados en el colchón, en nuestra pobreza, en nuestra vejez prematura y mágica. Pregúnteles si se acuerdan de la cantidad de rayas que hicimos en todas esas salas de ensayos y en esos escenarios y esos salones, de todos esos pasos, de esas señoritas que vimos pasar, de las comidas, de la música, de nuestras horas mejores, de nuestra vida simple y desnuda cuando nadie nos veía.
Dígales que no los abandoné, que soy un pelotudo, que me perdonen, que a veces pierdo todo en un segundo, que no sé como se hacer para vivir y para pensar y para llevar cinco bolsos llenos de pavadas, todo al mismo el tiempo. Dígales al oído que no estén tristes, q no tengan miedo, que cuando me muera nuestra memoria va a ser la misma, que lo que fuimos fue una fruta madura y lo que nos espera es lo que amamos, unos pies lindos, una boca hermosa que nos devuelva la vida.

5 comentarios:

Tomás Grounauer dijo...

Tremendo homenaje. Si estas palabras no los mantienen vivos en la memoria del lector/espectador, ya nada en el mundo lo hará.
Que el nuevo caminante, si existe alguien que se atreva a calzarse esta historia, sea digno de ellos.

DF dijo...

Che, que me hacés llorar... me hacés acordar de todas las despedidas que hice a todos los objetos que perdí o rompí en mi vida... a todos mis zapatos. Pucha. Te cuento que cuando yo era chica, un día me inventé un "cielo de los objetos". Un mundo maravilloso donde iba a parar todo lo que yo ya no podía ver. Las cosas desaparecían del mundo en que vivimos y se iban ahí, donde eran por siempre bellas, útiles y amadas.

Félix Buenaventura VIII dijo...

querido hermano baldo,
usted lo que no tiene de pelo lo tiene de talento, que es algo.
usted lo que tiene de holgazan, lo tiene de trabajador, que paradojicamente, es mucho.
sus zapatos no se perdieron, se jubilaron.
es que acaso no es mas bonita que una despedida, una adopcion?
lo admira y quiere incondicionalmente a la distancia, su amigo de baja estatura.

negracabelloduro dijo...

yo amaba como te hacian resbalar

polonia dijo...

y a mi me parece que esos dos se fueron a disneylandia, y tal vez se hallan encontrado con mi boina sureña, que olvidé en un colectivo hace un par de años, y lloré una semana.


muy emocionantes palabras.