miércoles, 28 de octubre de 2009

ROMA






Se cortó la luz en un vagón del tren San Martín entre las estaciones de Santos Lugares y Caseros. Hay un hombre con parálisis facial, una rubia veterana y dos compañeras de secundario. Son las once de la noche.
Se escucha una voz italiana y se proyectan imágenes en blanco y negro sobre la superficie blanca del techo del tren.



Anna Magnani le da una inyección en el cachete derecho del culo a una morocha grandota.
Anna Magnani es la mujer más hermosa del mundo.

Después otra cosa, después otra más…

ANNA MAGNANI: Mi hija no nació tonta, nació sana.
PERSONA FORRA: Eso lo dice usted. Nosotros enseñamos y reconocemos la inteligencia.
ANNA MAGNANI: Lo digo yo porque soy su madre. Le aseguro que mi hija no es tonta.

Y la nena llora de verdad, triste.

ANNA MAGNANI (a su hija): ¿Porqué te ponés a llorar? ¿Te hicieron daño?... Serás como ellas.

Y las dos, Anna Magnani y su hija miran a las niñas bailarinas de Italia.

ANNA MAGNANI (a la persona forra): ¿Es necesario hacerla llorar?

Anna Magnani le limpia la cara y los brazos a su hija.



El hombre con parálisis facial se baja del tren en José C. Paz y camina hasta el bar de la estación.

lunes, 12 de octubre de 2009